Nicolás García Pedrajas.
Izquierda Unida ha obtenido este domingo uno de los peores
resultados de su historia en Andalucía. En una situación en la cual IU partía
de unos resultados muy buenos en las últimas elecciones celebradas en España,
las del Parlamente Europeo, es difícil no reconocer el fracaso que esto
suponen. A partir de ahora se abre en IU la posibilidad de reflexionar sobre lo
que se ha estado haciendo en los últimos meses y evaluar si el camino escogido
es el correcto. La presión de los medios de comunicación que han ayudado al
auge de Podemos y al declive de IU ya se está dirigiendo a tratar de empujar a
IU aún más en la dirección de desideologización y ciudadanización. Como bestias
de presa han olido la sangre y creen que es el momento del golpe de gracia, la
total destrucción de IU como movimiento político que aspire a una
transformación social y no a un simple maquillaje del capitalismo.
Desafortunadamente las primeras declaraciones de algunos líderes de IU ya han
ido en esa línea.
Este hilo argumental de basa en echar toda la culpa de la
debacle electoral de Andalucía al pacto con el PSOE e ignorar cualquier efecto
que el entreguismo de IU a Podemos, Ganemos y otros proyectos similares haya
podido tener en los votantes y la militancia. Las decisiones tomadas de forma
apresurada y poco reflexiva desde las elecciones europeas que han conseguido
pasar de un excelente resultado en las europeas a la debacle actual se eliminan
del análisis. También se basa en ignorar la absurda decisión de no realizar ni
la más mínima crítica a Podemos durante la campaña electoral, dejando al
electorado de IU perplejo ante no saber por qué debe preferir la opción de IU a
la de Podemos. En este sentido se sigue marcando como único camino la
“convergencia de fuerzas de la izquierda”, eufemismo para designar el
entreguismo a Podemos. Esto a pesar de que Podemos ha dejado bastante evidente
que no va a aceptar ninguna opción de “convergencia” que no pase por la
rendición absoluta y la humillación de IU. El caso de Madrid es un ejemplo
evidente, cuando ante cada nueva capitulación de IU se imponían nuevas
condiciones, hasta llegar al esperpento del “partido instrumental”.
Sin embargo, para todos aquellos que sean capaces de
analizar la realidad, las elecciones en Andalucía dejan varias lecciones que
creo invalidan sin lugar a dudas esta estrategia.
En primer lugar, es bastante
inaudito que se pretenda ignorar cualquier efecto electoral de la estrategia de
entreguismo a Podemos en el resultado electoral cuando han sido algunos de los
líderes más marcadamente decantados por esta opción los que han llevado el peso
de la campaña. ¿Acaso si el resultado hubiera sido un ascenso claro los mismos
líderes que ahora culpan en exclusiva al pacto no habrían sido los primeros en
apuntar en el haber de su estrategia la victoria electoral? No conteste, es una
pregunta retórica.
En segundo lugar creo que los resultados electorales han
invalidado muchos de los argumentos en los cuales se apoyaba la estrategia de
entregar IU a Podemos. Uno de los argumentos más repetidos era que Podemos era
capaz de llegar a un electorado al que IU no llegaba, un electorado que estaba
en la abstención y en la no participación política y que eso era algo que IU no
podía ignorar. Pues bien, los resultados electorales han demostrado la falsedad
de este argumento. La abstención no ha sufrido ningún efecto Podemos. En estas
elecciones el nivel de participación ha sido del 63.94%, algo mayor que en
2012, el 62.23%, que fue muy bajo, y muy claramente inferior al del 2008, el
72.67%, cuando aún Podemos no había aparecido para despertar a los
abstencionistas. Es evidente que Podemos no ha conseguido movilizar a nuevos
votantes, sino que simplemente pesca en los mismos caladeros de votos del resto
de partidos.
El segundo argumento para pedir la sumisión a Podemos, o
como otros han dicho para que los cuadros de IU vertebren Podemos, es el techo
electoral de IU. En este sentido se pedía sacrificar los principios ideológicos
de IU para ayudar a un partido capaz de realizar la transformación social que IU
siempre ha soñado. Que las políticas de Podemos a medida que van saliendo del
secretismo y ambigüedad en las que intencionadamente las mantienen sus líderes
no tengan nada de transformador parece ser un detalle menor. Sin embargo, las
elecciones andaluzas no parecen corroborar tampoco este argumento. Podemos ha
quedado como tercera fuerza política y con el 14.84% de los votos no parece que
sea esa fuerza arrolladora a la que IU debe entregar armas y bagajes. Ni parece
que esté tan lejos del 11.34% que consiguió IU en 2012. Cuando además la
tendencia de Podemos en las encuestas oscila entre haber tocado techo y a la
baja no parece que vender IU a la tercera fuerza política vaya a merecer la
pena electoralmente. Los resultados parecen dejar entrever que el techo
electoral de Podemos no va a estar tan alejado del techo electoral de IU en sus
mejores tiempos.
Finalmente, uno de los argumentos más usados ha sido
pretender que Podemos había conseguido conectar con la gente descontenta con la
crisis y que IU no había sido capaz de ello. Todo el éxito de Podemos se basaba
en sus propuestas novedosas, muchas de ellas propuestas que IU lleva haciendo o
ha implementado hace muchos años, en su habilidad para modernizar el discurso
político o en sus nuevas formas de hacer política. Poco importa aquí tampoco
que estas supuestas nuevas formas no signifiquen nada más allá del uso de las
redes sociales y la propaganda y que Podemos se haya organizado como un partido
tradicional y absolutamente piramidal. Aquí se obviaba el brutal apoyo
mediático recibido por Podemos, apoyo que IU no podría ni soñar, o el populismo
de ofrecer soluciones simples e infantiles a complejos problemas. Todo el
ascenso de Podemos se atribuía a su enorme valía, jamás a sus tácticas de
mercadotecnia y este éxito de enfrentaba a la inutilidad de IU incapaz de
llegar a la ciudadanía con su “vieja política” y sus “viejas caras”. El ascenso
meteórico de Ciudadanos ha dinamitado todo este discurso. Ha quedado demostrado
como una operación muy similar a la de Podemos, apoyo mediático, un líder con
buena presencia en los medios y sin pasado político conocido para el gran
público y un discurso populista y simple puede calar de la misma forma que lo
ha hecho Podemos. ¿Qué diferencia hay entre Podemos y Cuidadanos? No se
esfuerce en contestar es otra vez una pregunta retórica.
Ante estos resultados a IU se le abren dos escenarios.
Continuar por la senda del abandono de los principios de la izquierda clásica,
aparcar cada vez más el discurso de clase, centrarse en la “clase media” y
olvidar a la clase trabajadora esperando que Podemos le arroje un mendrugo de
pan con el que saciar su hambre. O puede optar por la recomposición ideológica,
la vuelta a sus principios innegociables y al trabajo arduo
y muchas veces poco gratificante de convencer a la sociedad que el capitalismo
es un sistema depredador donde el trabajador y la trabajadora jamás tendrán una
salida. Esta opción es más difícil, pero es la única opción real de
supervivencia de IU como herramienta útil a la clase trabajadora.
Como he repetido en múltiples ocasiones, si IU admite que
Podemos es mejor instrumento que la propia IU para transformar la sociedad,
¿qué sentido tiene la misma existencia de IU? Más aún, si IU realmente cree que
Podemos es su futuro, es que el mal está ya hecho.
Sin embargo, para poder reconducir este rumbo es necesario
que IU se tome un respiro, olvide la presión mediática y vuelva a hacer las
cosas a su modo. La adopción sin reflexión ni evaluación profunda de las modas
ha llevado a fracasos sonados. Ejemplo terrible son las primarias en Madrid.
Sin el necesario estudio se aprobaron primarias que en Madrid llevaron a
encabezar las listas a la Comunidad y el Ayuntamiento a dos figuras mediáticas
cuyo proyecto personal estaba por encima del partido. Que ambos candidatos
hayan abandonado ya IU es un ejemplo claro de las bondades de las primarias.
Pero las primarias son sólo un ejemplo más de cómo IU ha ido dejando que otros
desde fuera les marquen sus tiempos. Es fundamental que eso acabe.
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