En tiempos de
incertidumbre, atrincherarse en las certezas es una contradicción en sí misma.
Mientras surgen los monstruos en ese espacio vacío entre un mundo viejo que
muere y otro que está por llegar, asumir la precariedad de las posiciones
individuales es un requisito mínimo para construir alternativas solventes. Más,
si cabe, cuando la contraparte en el conflicto parece disponer de medios
suficientes y de una enorme habilidad para responder al tacticismo
cortoplacista modificando rápidamente las reglas del juego.
Artículo completo en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario